lunes, 16 de agosto de 2010

No hay primera sin segunda

Reflexión Inicial
La experiencia de repetir el ramo ha resultado bastante interesante. Luego de un año de crecimiento personal y de asentamiento en la universidad me siento mucho mejor preparada para enfrentar el curso y el aprendizaje teatral. Aunque aún, claramente, no los comprendo a cabalidad, siento que los contenidos han ido cuajando con el tiempo para así encontrar un lugar correcto desde el cual trabajar.
Estudiar teatro me ha parecido una experiencia surreal. En cualquier otra carrera si no te va bien en alguna evaluación, la solución es "estudia más". Aquí, para mí, la solución es "supera tus inseguridades". Y en eso estamos. Es extraño, porque son inseguridades que he acarreado por años y nunca me habían resultado un problema tan grave, pero en escena es diferente, ya que todo parece saltar a la vista, como amplificado por una lupa. La exposición es mucha y eso, con el tiempo, ha ido dejando de aterrarme y al contrario, me entusiasma trabajarlo para así superar las trancas que me han cohartado a la hora de actuar.

Ejercicio 1 - Tiempo
En el primer ejercicio se nos pidió que trabajásemos con la temporalidad, en el sentido de ¿cómo hablo? ¿qué diferencia hay si mi personaje tiene un tempo más acelerado o más lento? ¿qué intensiones se relacionan a los mismos? Evidentemente no se limita sólo a ésto, mi grupo por ejemplo lo trabajó desde la dramaturgia, repitiendo momentos del trabajo, etc. El tema fue ¿por qué repetir ESOS momentos y no otros? y ahí nos faltó ojo dramático para constituir algo realmente consistente, ya que coherencia había, pero aparentemente nos faltó "carne", lo que se hubiese dado al repetir momentos de la dramaturgia realmente significativos, se hubiese construido un discurso distinto y más potente. Nuestro punto de vista quedó plasmado pero se desdibujaba el ejercicio con, por ejemplo, el uso del espacio, puesto que nuestra planta de movimiento no estaba bien trabajada. Lo que se nos destacó fue la síntesis física que hicimos del lugar, hicimos vitrales de papel celofán que, con la luz, funcionaban muy bien, al igual que la luz roja usada para el confesionario.

Lo que se comentó a nivel de curso que me pareció muy importante fue que no podemos intentar crear lenguajes escénicos complejos si no manejamos todavía lo básico, ya que no se constituyen verdaderas convenciones si no las podemos sostener en escena. Me recuerda al ejercicio del año pasado en el que debíamos trabajar usando las líneas de la madera del suelo de la sala, y debíamos caminar sólo sobre ellas pero rompíamos la convención que nosotras mismas habíamos creado al estar constantemente pisando los lugares que no debíamos.

Para terminar quiero comentar la idea que se planteó de que debemos tener claro que NO SÓLO PORQUE LAS COSAS ESTÉN SE CONSTITUYEN, tengo que trabajar en lo que propongo y así defenderlo en escena durante todo el ejercicio, porque sólo así las convenciones se mantienen como algo real y el público entra al juego conmigo, sino éstas no se completan. Me recuerda a películas como Pi o Donnie Darko, la que describí en clases en el ejercicio de contar una película. En ella se utilizan elementos como juegos de cámara e imágenes llamativas (alucinación del Conejo Frank, por nombrar una) que se mantienen durante los 113 minutos que dura la película, y me hacen mantenerme en el juego y creerle al director todo lo que me está proponiendo, si en cambio se utilizara una sóla vez y se dejara la idea, no se completa ni se constituye como lenguaje y hasta quedaría fuera de lugar, confundiéndome como espectador, funcionando en contra de lo que se busca, que es entretenerme y mostrarme algo que el director quiere decir.

Entonces eso es lo que debemos hacer, "casarnos" con nuestras ideas para trabajarlas en pos de plasmarlas en escena y que queden claras para el espectador.


Micaela Signorelli

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